domingo, 19 de octubre de 2014

Un Sínodo Ópaco


Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote
El Sínodo sobre la familia se encuentra terminando la primera mitad de su primera mitad. Es decir, lleva una semana de recorrido y le falta otra para concluir la primera parte, pues la segunda y definitiva tendrá lugar dentro de un año.
Lo primero que hay que decir es que crece el malestar entre los periodistas católicos sobre cómo se está dando la información de lo que ocurre en el Sínodo. Por primera vez en la historia, no se ofrece el resumen de lo que dicen los sinodales que intervienen en el aula, resumen preparado por ellos mismos, y ni siquiera se les permite ofrecerlo a los que lo desean. sólo hay una rueda de prensa oficial donde se comunica alguna línea general de lo que se ha dicho, sin decir quién lo ha dicho. Esto jamás había sucedido y lo más curioso es que los únicos que protestan son los periodistas católicos, mientras que en general a los medios de comunicación habitualmente hostiles a la Iglesia esto les parece bien, a pesar de ir claramente contra la libertad informativa. ¿Cabe pensar cómo habrían criticado a Benedicto XVI si se hubiera atrevido a llevar a cabo una opacidad semejante? Se lo habría comido vivo y los insultos de todo tipo habrían caído sobre él. Ahora, en cambio, silencio obsequioso.
Pero, ¿por qué esta opacidad? La causa, para unos, está en que el Papa quiere que todos los obispos se expresen libremente y habría el temor de que si los feligreses de algunos de ellos supieran lo que piensan sus prelados -sobre la comunión a los divorciados o sobre otros temas- se les echarían encima al regresar a la diócesis. Para otros, en cambio, se trata de una maniobra manipuladora dirigida a presentar, ante la opinión pública y sobre todo ante los agentes pastorales, una realidad mayoritariamente favorable a un cambio, cambio consistente en la "victoria" de la misericordia -entendida en el sentido de que cada uno puede hacer lo que quiera porque Dios es bueno y lo permite- sobre la verdad -entendida como la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y de la Tradición-, sino en la doctrina sí en la pastoral, como si doctrina y pastoral pudieran ir separadas;de este modo, se estaría llevando a la Iglesia a una situación de "hechos consumados" que ya tendría muy difícil marcha atrás; ante la opinión pública se estaría, de este modo, presentando una realidad que consistiría en una batalla entre los progresistas defensores de la misericordia, contra los conservadores defensores de la verdad, y estos últimos estarían siendo derrotados.
¿Qué es lo que de verdad está pasando en el Sínodo? ¿Qué se dice en él? Realmente, nadie lo sabe excepto los que están dentro, que se encuentran obligados a guardar silencio. Unos afirman que la mayoría está a favor de la línea de Kasper -por ejemplo en la cuestión de la comunión de los divorciados vueltos a casar, que se ha convertido en el test más significativo del cambio, aunque no en el único punto a debate-, otros por el contrario dicen que la mayoría de las intervenciones van en la línea de forzar al máximo la misericordia en la pastoral pero sin llegar a traicionar el respeto debido a la verdad. Lo único cierto es que no sabemos nada con claridad y que quizá lo que unos y otros dicen no es más que el intento de hacer creer que son sus posiciones las que prevalecen. Y es una lástima que sea esto justamente lo único que podamos decir de lo que está sucediendo: que no sabemos de verdad qué está pasando.

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